El sistema de descuentos al final de cada temporada se originó por primera vez en Estados Unidos durante la crisis de 1.929. Las empresas se pusieron de acuerdo para lanzar promociones y así poder vender todo lo que se les acumulaba en los almacenes por culpa de la gran crisis económica.
Lo que nació como una necesidad para no tener que asumir pérdidas por los altos costes de almacenaje, se ha acabado convirtiendo en una estrategia comercial que se repite cada final de temporada.
La industria de la moda fast fashion llena las tiendas de ropa y la renueva cada pocas semanas; con un ciclo de vida de ropa tan corto es evidente que se generan muchos excedentes porque es imposible que se venda todo. Para poder mantener este ritmo hace falta que la estrategia de venta esté bien pensada de principio a fin.
En el mundo de la moda, la temporada de invierno empieza el 1 de septiembre y termina el 28 de febrero y la de verano empieza el 1 de marzo y termina el 31 de agosto. Normalmente, de los 6 meses que dura cada temporada, cuatro meses son a “precios normales” y dos meses son en periodo de rebajas, aunque hay que reconocer que cada vez estos ciclos están más difuminados y las ofertas y descuentos son casi constantes.
Comprar una falta o un vestido sin rebajar y después ver como su precio baja hasta el 80% menos de lo que pagamos en su día es una realidad que todo el mundo ha vivido alguna vez.
Este ciclo que combina sobreprecios y rebajas solo puede ser llevado a cabo por empresas con grandes producciones y costes muy bajos, que pueden almacenar durante meses todo aquello que no han vendido, para volverlo a llevar a las tiendas cuando empiezan las rebajas. Costes añadidos de almacenaje, transporte, re- etiquetaje… todo está calculado dentro del precio.
¿Cómo lo hacen las empresas para ofrecer descuentos de hasta el 70% o el 80% ?
Para poder ofrecer precios de venta que siempre les den beneficio, tanto si es en rebajas como si no, las empresas que venden moda fast fashion suelen aumentar sus precios iniciales para poderlos reducir muchos en periodos de promociones y descuentos.
¿Se repite este modelo en otros sectores o en otros tipos de producto?
Hay sectores como la alimentación que no pueden rebajar sus precios: tienen ciclos de vida muy cortos y trabajan con márgenes estrechos. Hay otros sectores en los que las rebajas les parecen una devaluación de producto, como es el caso de los artículos de lujo.
Dentro de la moda no siempre se hacen rebajas, hay que tener en cuenta que la moda es muy diversa y que la estrategia de venta es muy diferente según el tipo de producto; hemos visto como funciona el fast fashion, pero la moda también son ateliers, talleres de ropa a medida, producciones pequeñas…
En Bumbó valoramos cada prenda, y le ponemos un precio justo y adecuado, no inflamos los precios en temporada ni ofrecemos gangas dos veces al año. Hacemos las producciones lo más ajustadas posibles para que no nos sobre ni una prenda, pero sobre todo porque trabajamos en local y ofrecemos condiciones justas a nuestros proveedores.
La próxima vez que veáis un precio rebajado, antes de pensar si es una ganga para vosotros, pensad en todo lo que hay detrás y preguntaros si realmente salís ganando.