Este 2022 nos ha sorprendido con un tuit de @MayneJason que se ha hecho viral, visibilizando la situación que se vive en el desierto de Atacama.:
https://twitter.com/MayneJason/status/1478129763474493440?s=20
Montañas de ropa, mayoritariamente de segunda mano, se amontonan sin ningún tipo de control.
Esta ropa, que tardará 200 años en desintegrarse, contamina el suelo y el aire, generando una toxicidad equiparable a la que genera la industria del petróleo. Esta toxicidad se suma a la que genera la propia producción textil, que es la culpable del 20% del desperdicio total de agua a nivel global en el planeta y de la emisión del 8% de los gases que causan el efecto invernadero.
Los residuos de Atacama son un reclamo en la población cercana sin recursos, que acaba malviviendo alrededor del vertedero, del que extraen ropa para su propio uso o para poder venderla; haciendo más evidente la precariedad a la que están sometidos.
Os dejamos el link de diario El País que contiene un video con imágenes impactantes del problema que estamos causando entre todos: https://elpais.com/clima-y-medio-ambiente/2022-01-14/el-desierto-toxico-que-acumula-toneladas-de-ropa-usada-en-el-norte-de-chile.html
El objetivo de este artículo es entender cómo hemos llegado hasta aquí y porqué.
Como compradores, nuestro consumo de ropa ha aumentado un 60% en los últimos 20 años. ¿Cómo ha sido posible este incremento? Las empresas del sector fast-fashion responsables de producir ropa, han duplicado sus producciones entre el año 2000 y el 2014, para llegar a ofrecer 50 temporadas diferentes en un solo año, lo que significa, que teniendo en cuenta los periodos de rebajas, en sus tiendas cada 15 días se renueva 3 veces la oferta de ropa.
Esta forma de ofrecer ropa tiene un claro objetivo, provocar una necesidad de compra en el consumidor, que acaba comprando ropa que no necesita y que, a veces, ni siquiera estrena.
Y que pasa con todo lo que ya no queremos en nuestros armarios? Por más que se crean circuitos de aprovechamiento de ropa de segunda mano, el excedente es tan grande que sólo en el puerto de Iquique de Chile, cada año llegan 59.000 toneladas de ropa, con el objetivo de reaprovecharlas, pero todo lo que allí de descarta para venta, acaba en Atacama: unas 39.000 toneladas de ropa anuales.
Hay que tener en cuenta que no solamente se generan residuos en la ropa de segunda mano, la propia ropa no vendida en tiendas vive un segundo y tercer ciclo, donde primero va a los Outlets y posteriormente a otros países, mayoritariamente menos desarrollados, donde se acaba vendiendo en tiendas y mercadillos. Aun así la producción es tan grande que habrá excedente de ropa sin estrenar que también acabará en los vertederos.
Es necesario un cambio en la forma de producir y de consumir, para evitar los daños medioambientales que esto provoca. La responsabilidad es compartida entre productores y consumidores.
En Bumbó nos importa el impacto medioambiental de todo lo que hacemos y buscamos maneras de minimizarlo.
Imagen @martinbernetti_photojournalist